MARÍA ASUNTA AL CIELO
«Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” Apocalipsis, 12,1
Alégrate y gózate Hija de Jerusalén
mira a tu Rey que viene a ti, humilde,
a darte tu parte en su victoria.
Hoy, tu Hijo, te viene a buscar, Virgen y Madre:
“Ven amada mía”,
te pondré sobre mi trono, prendado está el Rey de tu belleza.
Oh Virgen María, Salud de los enfermos y Consuelo de los afligidos, que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo, participando íntimamente de sus dolores,
acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él.
Madre misericordiosa, con fe nos volvemos hacia Ti.
Alcánzanos de tu Hijo el que podamos volver pronto,
plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones,
para hacernos útiles al prójimo con nuestro trabajo.
Mientras tanto, quédate junto a nosotros en el momento
de la prueba y ayúdanos a repetir cada día contigo nuestro «sí», seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien
más grande.
María asunta al Cielo, signo de esperanza y de consuelo de humanidad nueva y redimida, danos de tu Hijo ser como tú llenos del Espíritu Santo.
Hoy, tu sí, María, tu fiat, se encuentra con el sí de Dios a su criatura en la realización de su alianza, en el abrazo de un solo sí. Enséñanos a contemplar y amar a Cristo tanto en la salud como en la enfermedad.
En la vida y en la muerte somos de Cristo y de María madre.
¡Amén!