Causa de Canonización de Ismael Tomelloso

Nuestra parroquia es la sede en Zaragoza desde donde se promueve la causa de canonización de Ismael de Tomelloso.

Ismael de Tomelloso, nacido en este pueblo manchego en 1917, quinto de una familia de once hermanos. A los 17 años ingresó en la Juventud de Acción Católica y atrae a ella a los jóvenes y vuelca su corazón en los ancianos desamparados del Asilo. Movilizado como soldado en la guerra civil. toma parte en el combate del frente de Teruel, y ofrece su vida heroicamente por la paz. Hecho prisionero. en el campo de San Juan de Mozarrifar, cae gravemente enfermo y en silencio muere santamente en el Hospital Clínico de Zaragoza, manifestando su deseo de ser sacerdote. Era el 5 de mayo de 1938 y tenía 21 años de edad. Ha sido incoado su proceso de canonización.


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MAS DATOS SOBRE NUESTRO QUERIDO ISMAEL DE TOMELLOSO

En 2012 se estableció en nuestra Parroquia la Asociación para la Causa de Canonización de Ismael de Tomelloso siendo su sede en Zaragoza.

Ismael de Tomelloso nació en este pueblo manchego en 1917, quinto de una familia de once hermanos. A los 17 años ingresó en la Juventud de Acción Católica y atrae a ella a los jóvenes y vuelca su corazón en los ancianos desamparados del Asilo. Movilizado como soldado en la guerra civil, toma parte en el combate del frente de Teruel y ofrece su vida heroicamente por la paz. Hecho prisionero es trasladado al campo de concentración de San Juan de Mozarrifar. Cae gravemente enfermo y en silencio muere santamente en el Hospital Clínico de Zaragoza, manifestando su deseo de ser sacerdote. Era el 5 de mayo de 1938 y tenía 21 años de edad. Su proceso de canonización fue incoado y actualmente se encuentra en su fase romana.

Este año 2020 está siendo muy duro a causa de la pandemia. Pero igualmente lo es para esta Asociación que en el transcurso de dos meses ha perdido a dos entusiastas valedores de la Causa de Ismael. Nos referimos a D. Antonio Algora, obispo emérito de Ciudad Real quien comenzó el proceso de canonización en su fase diocesana y D. Mariano Mainar presbítero zaragozano, bien conocido en la parroquia, que perteneció a la Comisión Histórica en su fase diocesana y que en sus desvelos consiguió implantar la Asociación en nuestra ciudad.

Dotado de unas magníficas dotes oratorias y literarias traemos como homenaje el artículo que titulado LAS JOYAS QUE AUN FALTAN A SU CORONA fue reproducido en la Revista El Pilar.

Conducidos desde Zaragoza ante el tribunal de Valencia, el anciano obispo San Valero y su joven diácono San Vicente dieron vigoroso testimonio de su fe. El obispo, con voz temblorosa, el diácono con vibrante proclamación. Ambos fueron condenados: Vicente murió entre terribles tormentos; Valero desterrado para siempre de su amada esposa la diócesis de Zaragoza. Sus restos aún permanecen en la Alta Ribagorza, en la catedral de Roda de Isábena.

Cuando el poeta Aurelio Clemente Prudencio cantó con versos de hierro en el Pheristefanon la gloria de los mártires, lanzó con respecto a Vicente un grito de atención: ”Noster est”, Vicente es nuestro. Que la Iglesia de Valencia no se apropie de su martirio, aunque lo haya padecido en la ciudad del Turia.

Con esta frase encabecé mi estudio como miembro de la Comisión Histórica preparatoria al Proceso de Canonización de Ismael de Tomelloso, requerido amablemente por D. Antonio Algora, a la sazón obispo de Ciudad Real. Ya conocen los lectores que del mismo modo que la muerte es llamada “dies natalis”, o día del nacimiento, así la tierra donde muere el mártir es el lugar apropiado para su posterior glorificación, según los cánones de la Iglesia Romana. Ismael de Tomelloso murió en el Hospital Clínico de Zaragoza. Su tumba durante largos años estuvo en el cementerio de Torrero, siempre cubierta de flores. Pero la diócesis de Zaragoza entregó generosamente el cuerpo de Ismael a su pueblo natal de Tomelloso, donde fue trasladado en una imponente manifestación de fe popular; la apertura de su proceso canónico también fue cedida fraternalmente a la diócesis del Priorato. Sin embargo, Ismael es nuestro. Zaragoza no le ha olvidado. Seguimos orando y trabajando para obtener su pronta glorificación (*).

Este joven y alegre muchacho, perteneciente a la Acción Católica de Tomelloso, fue requerido para tomar parte en el ejército republicano durante la guerra civil de 1936. En plena batalla de Alfambra, arrojó al suelo su fusil y se entregó al ejército nacional. Hecho prisionero y conducido a Santa Eulalia del Campo en una noche gélida de 20 grados bajo cero, permaneció varios días hacinado entre miles de prisioneros de guerra en una cercana paridera. De allí, trasladado al campo de concentración de San Juan de Mozarrifar, comenzó su mejor testimonio, el del silencio.  Enfermo de gravedad y trasladado al Hospital Clínico de Zaragoza, dejó allí un maravilloso testimonio de su fe en Cristo y su amor a la Virgen del Pilar, que no pudo visitar en su basílica. Maravillosa vida de este joven héroe, cuya más conocida biografía nos entregó el insigne abogado D. Blas Camacho Zancada, alma de la propagación de la figura de Ismael. Hoy este joven es invocado por muchos devotos, otorga abundantes favores y su proceso de canonización parece avanzar con rapidez. Ya están prestos los teólogos y censores romanos a estudiar su biografía, requisito para ser luego declarado Venerable por sus virtudes heroicas. Y hasta un milagro parece ser posiblemente aceptado al ser propuesto al comité médico de la Ciudad Eterna.

¿Ismael fue mártir? La teología católica reconoce tres clases de martirio: blanco, el de los anacoretas y vírgenes en el desierto; verde, el del simple deseo; rojo, cuando hay muerte con efusión de sangre en odio a la fe.   Sin duda alguna Ismael pertenece al martirio de deseo. ¡Qué fuerza tiene el deseo en la vida de santidad!  Ya San Francisco de Sales decía: ”Si sientes deseos de santidad ya comienzas a ser santo”. Lo mismo afirmaba San Alfonso del que siente deseos de oración. Teresita del Niño Jesús, patrona de las Misiones fue misionera por sus ardientes deseos. Así Ismael conocedor del martirio en su obispo el Beato Narciso Esténaga, en los sacerdotes de Tomelloso, en el asesinato del consiliario de Acción Católica en Socuéllamos, alimentó más y más el deseo del martirio. Mártir de deseo, alegre en su silencio.

Escribía San Agustín que la sangre de los mártires es el adorno más preciado de la Iglesia, para recibir a Cristo su esposo. Trasladamos esta idea a nuestra Madre del Pilar: faltan en su corona las joyas de Ismael, de los otros numerosos mártires de Zaragoza, cuyo proceso parece velado por una atmósfera de silencio. ¡Qué envidia tenemos a la hermana diócesis de Barbastro! Nutrida relación de mártires como el beato Florentino Asensio, obispo, la del gitano Pelé, los benedictinos del Pueyo, los jóvenes claretianos, tantos otros religiosos y sacerdotes. Va a añadir un numeroso grupo de 241 nuevos mártires, que harán de aquella diócesis la Iglesia martirial más numerosa de nuestra patria. Oremos, trabajemos, propaguemos la devoción a nuestros mártires en estas horas de tanta confusión en España nuestra patria y en nuestra Iglesia.

Mariano Mainar Elpuente

Presbítero

(*) Todos los meses, el día 5 (en recuerdo del día 5 de mayo de 1937, fecha de su muerte), un grupo de asociados se reúne en torno a la Eucaristía (19:30 h.) en esta parroquia. Les animamos a que nos acompañen.